"El llamado": la vida humana es ante todo y siempre, un llamado de Dios, es decir, una vocación. No es que los seres humanos vengamos al mundo sólo por una casualidad del destino, si estamos aquí es porque Dios ha pronunciado nuestro nombre desde la eternidad y al llamarnos nos invita a estar junto a Él. Nada es casualidad, ser padre o madre de familia también es un llamado, una vocación, es, a fin de cuentas, una invitación que Dios nos hace a ser el medio a través del cual una vida nueva se engendre, madure y se plenifique.
Seamos fieles a esa invitación de Dios para que nuestros hijos alcancen la plenitud a la que Jesús los llama por medio de nuestro trabajo de ser padre o madre de familia.Seamos fieles a esa invitación de Dios para que nuestros hijos alcancen la plenitud a la que Jesús los llama por medio de nuestro trabajo de ser padre o madre de familia.